miércoles, 2 de febrero de 2011

Mi superhéroe



Flacuchi era, cómo su nombre indica, era un niño bastante delgadito. Un día que quería recuperar una moneda que se le había caído en una alcantarilla descubrió que podría mover los objetos con sólo desearlo. A partir de entonces se dedicaba a mover cosas de sitio cuando no le veía nadie. Unas veces para hacerle favores a la gente, cómo cunado le colocaba las cosas a Gumersinda, la tendera de la esquina, que ya era un poco mayor y le costaba trabajo poner las cajas en los estantes. Otras, en cambio, era sólo para hacer travesuras cómo cuando le escondía el puntero de la pizarra digital a su profesor Pantuflo. Pero era un buen superheroé, enseguida colocaba las cosas en su sitio.

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